Hoy por la mañana hemos ido a Toucar oficialmente. Hemos conseguido una “charette” que nos viene a buscar a las ¿ocho? No llevan reloj, así que ya os podéis imaginar. O llegan media hora antes o una después…
La novedad de hoy es que la charette va a batir un record: como mucho puede transportar ocho personas, pero hoy, por exigencias del guión vamos a ser diez.
Comenzamos a subirnos con cierto temor, nada infundado. Cuando estamos todos ubicados, el carro se vence hacia atrás, y el caballo queda medio en el aire. Nos caímos todos. Susto, y risa floja.
Segundo intento: siguiendo las instrucciones del piloto, y os últimos subiendo de un salto cuando el conjunto caballo-carro ya ha arrancado y lleva su inercia. Ahora sí, vamos hacia Toucar.
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Corre, corre, caaballitooo |
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Por el camino verdeeee |
Paramos en el parking de carros. El dispensario, nuestra primera visita, está muy próximo. Está abarrotado, pero sólo hay madres con niños. Es para lo único que van al médico. La sanidad no es gratuita, salvo la primera visita, y muchos de ellos no tiene dinero ni para un paracetamol.
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Parking |
Gnylane y Yuma se quedan, prestando sus servicios médicos, y el resto vamos a visitar la maternidad.
Lúgubre, decadente, sucia, vieja. Se me cae el alma a los pies. Nos quedamos todos tan impresionados que ni siquiera lo comentamos. Cada uno hizo su reflexión. Yo hice la mía:
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No coment |
Me voy pensando que no me gustaría tener que dar a luz allí, y que me entristece que aplaudan la inciativa de la energía solar, mientras no son capaces de traer al mundo a sus hijos en condiciones.
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