Claro, es una fiesta cristiana, y se celebra en muchísimos sitios. Aquí también.
Nos invitan a la misa, que es en Ndioine, un pueblo a diez quilómetros. Aceptamos encantados.
Nos vestimos con nuestras mejores galas, bueno, para no mentir con sus mejores galas. Nos abren su armario de par en par , para que podamos elegir. Tienen pocas cosas, pero comparten todo. Ocho mujeres arregándose juntas ¿os lo imaginaís, no? Nos estresamos mucho. Ellas también ¡jaja!. En eso me da la impresión de que nos parecemos.
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Mujeres arreglás. Con Ana, la hija de la casa |
Una hora en charette hasta la iglesia. Parecía una romería del Rocío. Por el camino nos encontramos con otros carros en los que iba gente a la que conocíamos. Nos íbamos saludando con todo el ceremonial, que ya casi hemos aprendido.
Fuimos un auténtico circo en Ndioine. Muchos de ellos no han visto un toubab ni en la tele, porque aquí no hay, y porque tampoco tienen tele. Y mucho menos cuatro mujeres toubab, ataviadas con sus ropas de gala.
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A la salida de misa |
La misa es en serer, pero las oraciones las dicen en francés. Los cánticos y coros son lo mejor. Los ritmos e instrumentos africanos y el fervor con el que cantan y rezan, hacen que la ceremonia sea verdaderamente momento de espiritualidad. Esa espiritualidad que ellos necesitan para salir delante de las adversidades, y para olvidarse de las penurias.
Qué diferentes somos en algunas cosas, pienso con cierto remordimiento . Nosotros, para eso, tenemos el fútbol, y la fórmula 1.
Esta tarde, confieso que he pecado. He trabajado en día de fiesta. Tenía ganas de terminar todas las concesiones así que me fui a visitar la última, que era la del presidente de la Asociación. Aproveché para contarle un poco los pormenores del proyecto, y me contó cosas de su hijo, que es uno de los gestores de la Asociación, y que es profesor en Dakar.
Acordamos que al dia siguiente tendremos otra reunión con los sabios.
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